El llamado del papa Francisco para una jornada de ayuno y oración por la paz en Siria, en Oriente Medio y en todo el mundo, convocó a unas 100 mil personas de diferentes nacionalidades y religiones a la Plaza de San Pedro, que lució abarratoda.

El último domingo, el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica exhortó durante el tradicional rezo del Ángelus, a la población en general, para hacer la masiva concentración como mensaje de paz, para evitar una mayor escalada de la violencia armada en Siria.

La iniciativa no solo ha sido aplaudida por los católicos y otras confesiones cristianas, sino también por budistas, judíos, musulmanes, entre otros, según informa la Santa Sede.

A la Plaza de San Pedro acudieron diversas parroquias y asociaciones, autoridades municipales, organizaciones no gubernamentales, sindicatos y otras organizaciones.

El llamado del Papa Francisco recibió el respaldo de diversas personalidades mundiales como el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz; y el Gran Mufti de Siria, líder espiritual de los sunís, que esta tarde en Damasco invocó la paz en la mezquita de los Omeyas, con los jefes religiosos de su nación.

La Plaza de San Pedro lució abarrotada de personas desde la mañana, y se movilizaron a 50 sacerdotes instalados en el Brazo de Constantino y bajo las columnatas, para confesar a los católicos.

El papa Francisco quería que en esta jornada estuvieran presentes los confesores porque, “la verdadera paz nace del corazón del ser humano reconciliado con Dios y con sus hermanos”.

El Sumo Pontífice de la Iglesia Católica comenzó la jornada con el rezo del Rosario, y al final de la oración, dirigió una homilía a los asistentes, en la cual reflexionó sobre el mundo actual y la etapa de violencia que atraviesa.

“Cuando el hombre piensa solo en sí mismo, en sus propios intereses y se pone en el centro, cuando se deja fascinar por los ídolos del dominio y del poder, cuando se pone en el lugar de Dios, entonces altera todas las relaciones, arruina todo; y abre la puerta a la violencia, a la indiferencia, al enfrentamiento”, dijo.

El Papa destacó que “sí es posible salir” de la “espiral de dolor y de muerte” y aprender a caminar por la senda de la paz, invocando la ayuda de Dios.

Finalizada la meditación del pontífice, cinco parejas de personas (en representación de Siria, Egipto, Tierra Santa, Estados Unidos y Rusia) ofrecieron incienso en el altar constituido para la ceremonia religiosa.

La ceremonia concluyó con la bendición eucarística del Papa a los asistentes, y escribió en su cuenta Twitter “Rezad por la paz” a sus 9 millones de seguidores.