"Uruguay ha dado el ejemplo para cambiar la política antidrogas"
La legalización de la marihuana en el país presidido por José Mujica refuerza la idea de que hay que cambiar el enfoque.
(EFE).- La idea de que hay que cambiar de enfoque en la lucha contra las drogas está calando con más fuerza en América Latina tras la legalización de la marihuana en Uruguay y Guatemala se plantea ahora la posibilidad de regular la siembra de la amapola.
En los últimos años han ido creciendo en el mundo las voces que defienden la necesidad de abandonar un modelo centrado en la represión, que no ha dado los resultados buscados, e incluso estados de EE.UU. como Colorado y Washington han legalizado la marihuana, pero ningún país ha ido tan lejos hasta ahora como Uruguay.
En 2016 el debate instalado ya en la sociedad acerca de cómo hacer más efectiva la política antidrogas se trasladará a la Asamblea General de la ONU, donde se celebrará una reunión especial sobre el tema en la que además habrá la oportunidad de analizar los primeros resultados de la iniciativa uruguaya.
Pero ya hoy en día "la reforma de la política de drogas se ha vuelto viral", como señalan en un reciente documento el ex secretario general de la ONU Kofi Annan y el expresidente brasileño Fernando Henrique Cardoso en un acto público.
Ambos integran la Comisión Global de Políticas de Drogas, un grupo del que también forman parte los expresidentes Ernesto Zedillo (México), César Gaviria (Colombia) y Ricardo Lagos (Chile), el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa y el expresidente de la Reserva Federal de EE.UU. Paul Volkler, entre otros muchos.
El propósito de esa Comisión es plantear a nivel internacional "una discusión informada y basada en conocimientos científicos acerca de maneras humanas y eficaces de reducir el daño causado por las drogas a las personas y las sociedades".
Miembros de la Comisión han dado su respaldo a la iniciativa del presidente uruguayo, José Mujica, de legalizar y poner bajo el control del Estado todo el negocio de la marihuana, desde su cultivo hasta su venta a los consumidores, con el propósito de robarle terreno y clientes al narcotráfico.
La idea que está "explorando" ahora en relación a la amapola el presidente guatemalteco, Otto Pérez Molina, que ya en 2012 planteó la necesidad de un debate internacional sobre el fracaso del modelo actual de combate a las drogas, está en la misma línea.
Si la siembra de amapola se regulara en Guatemala, los narcotraficantes mexicanos que hoy en día compran la producción de los cultivos ilegales del noroeste del país centroamericano perderían a esos proveedores de la materia prima de drogas como el opio y la heroína, pues el Estado sería el comprador.
De acuerdo con lo revelado por Pérez Molina, se estudia no solo controlar la siembra sino también la venta de la amapola, fundamentalmente a la industria farmacéutica.
Hasta ahora no ha habido reacciones a lo que por ahora es solo una "propuesta" en Guatemala, pero es de esperar que surjan las mismas críticas y temores, en este caso por el posible efecto contagio en países vecinos, que ha despertado la iniciativa de Mujica.
Sin embargo, el "experimento" uruguayo, como ha sido calificado, también ha generado expectativas en otros países y en personalidades ajenas a esta temática como el millonario estadounidense David Rockefeller, que fue informado personalmente y en su residencia neoyorquina por el propio Mujica.
También el inversor húngaro-estadounidense George Soros le ha ofrecido al presidente uruguayo ayuda, a través de una de sus fundaciones, para llevar adelante la legalización.
El nuevo titular de la Secretaría de programación para la prevención de la drogadicción y la lucha contra el narcotráfico de Argentina (Sedronar), Juan Carlos Molina, ha dicho a colación de la legalización de la marihuana en Uruguay que su propio país "amerita un buen debate" sobre cómo enfrentar el problema de las drogas.
El canciller de Venezuela, Elías Jaua, ha señalado que el Gobierno de Nicolás Maduro va a evaluar el desarrollo de la aplicación de la nueva legislación en Uruguay.
Para el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza, "vale la pena" analizar qué ocurre con la medida adoptada por Uruguay y "sacar conclusiones".
Por encargo de los países miembros, la OEA elaboró un amplio informe, publicado en 2013, sobre el problema de las drogas en el continente en el que se proponen alternativas a la política antidrogas actual.
Al felicitarse de las "señales de cambio" que minan la "reticencia dañina a la posibilidad de un enfoque diferente del tema", la Comisión Global de Políticas de Drogas ha recomendado a los gobiernos que en lugar de la penalización del consumo de drogas apuesten por un enfoque de salud pública.
Incluso ha exhortado a los países a "experimentar, con cautela, modelos de regulación legal como forma de socavar el poder del crimen organizado, que prospera con el tráfico ilícito de estupefacientes", señalaron a comienzos de este mes Annan y Cardoso.
De cara a la reunión de 2016 en la ONU la Comisión recomienda a los gobiernos llegar "con la mente abierta y un espíritu de corresponsabilidad", decididos a "adoptar una postura fuerte y pragmática respaldada por datos sólidos y valores progresistas".
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