Los miles de reclusos de la prisión boliviana de Palmasola recibieron emocionados y escucharon pacíficamente el mensaje que llevó hoy el papa Francisco a ese recinto penitenciario, que es el más conflictivo del país.
El sumo pontífice decidió incluir este encuentro con los reos de Palmasola, prisión situada en la ciudad de Santa Cruz (este), en la agenda cumplida en los tres días de su visita a Bolivia.
Palmasola, conocido como un 'pueblo prisión' por su estructura, fue escenario en agosto de 2013 de una grave reyerta entre reclusos en la que murieron 35 personas, entre ellas tres extranjeros y un bebé de 18 meses.
Casi dos años después de aquel incidente, el penal lució hoy engalanado para recibir por primera vez a un papa. En uno de los patios, se montó un escenario con los colores del Vaticano y alrededor había banderas que representaban las nacionalidades de quienes están recluidos en esa prisión.
Tras saludar a las decenas de personas que se reunieron en la puerta de la cárcel para verle, Francisco recorrió las callejuelas de Palmasola en un carro de golf, sentado al lado del conductor, mientras sus guardias de seguridad le acompañaban a pie.
Antes de subir al escenario, el pontífice caminó entre los reclusos que estaban con sus hijos para saludarles, mientras ellos aguardaban sentados en sillas de plástico y en perfecto orden a que Francisco se les aproximara.
Al iniciar el acto, los reos mostraron globos blancos y amarillos y letras que formaban el mensaje "Bienvenido papa Francisco a Palmasola".
En su discurso, el encargado de la Pastoral Penitenciaria boliviana, el obispo Jesús Juárez, sostuvo que las demoras de la Justicia en este país son un "escándalo" que hace que el 84 % de las personas privadas de libertad no cuente con una sentencia en firme.
También lamentó que el hacinamiento supere el 23% y ratificó el compromiso de la Iglesia católica de trabajar con las autoridades para "buscar juntos las soluciones coyunturales y estructurales" a los problemas de la justicia, sobre todo la penal.
"Estamos seguros de que con tu visita a esta cárcel de Palmasola, donde están representadas las aproximadamente 15.000 personas privadas de libertad de 53 cárceles, carceletas y otros recintos penitenciarios de Bolivia, habrá un antes y un después en la justicia penal y en el régimen penitenciario", sostuvo.
Durante el evento, dos pequeñas de no más de cuatro años permanecieron en el escenario, sentadas cerca del papa, casi ajenas a lo que sucedía hasta que una de ellas se le aproximó y le abrazó.
Después fue el turno de los reclusos, quienes lamentaron las demoras judiciales y expusieron al pontífice las principales carencias que padecen en el penal, incluidos el hacinamiento, las peleas entre grupos de poder y una alimentación precaria.
El representante de los reos, Leónidas Martín Rodríguez, contó a Francisco que cuando llegó a la cárcel, fue testigo "del abuso entre compañeros internos" ante la impasibilidad de las autoridades.
"Para mí era como una Sodoma y Gomorra porque aquí no había ley, aquí reinaba el silencio (...) He visto cómo mataban a compañeros y los dejaban tapados con una sábana y ninguna autoridad hacía algo", señaló.
Otro reo, Andrés de Jesús Céspedes, de 22 años y que cumple una sentencia de 20 años por homicidio, inició su testimonio pidiendo perdón a "todos los que fueron dañados" por su causa y a su familia.
"Cuando ingresé me pareció tan extraño ver a tanta gente durmiendo como animales, sobre el piso, sobre frazadas. Con el tiempo, no sé si estará bien o mal, pero ya me parece normal", dijo.
Céspedes también mencionó la "pobreza" de la alimentación que reciben y los malabares que tienen que hacer los cocineros de la cárcel para preparar desayuno, almuerzo y cena para los reclusos con un presupuesto de 0,86 centavos de dólar por cada uno, cuando fuera solamente un almuerzo cuesta al menos US$1,43.
"Ya se imaginará usted qué clase de comida recibimos", añadió Céspedes y también mencionó que "la pena más grande" vista por los reclusos fue la "masacre" ocurrida en 2013, tras la que las cosas no han cambiado mucho en la prisión, según dijo.
Pidió a Francisco que interceda ante el Gobierno para que atienda sus pedidos de "digna alimentación, programas de verdadera rehabilitación social" y "una verdadera justicia".
En ningún lugar aflora más claramente la desigualdad social que en esta cárcel, donde los presos ricos pagan celdas de lujo, con frigobar y televisores de pantalla plana, mientras que los pobres se apiñan en cubículos infames y los que no pueden pagar su cuota a los capos del penal, duermen a la intemperie.
Analía Parada contó al papa sobre el "sufrimiento", las "constantes violaciones" a sus derechos fundamentales y la "sordera" de jueces y fiscales que, según dijo, han convertido a la justicia boliviana "en terrorismo jurídico" en beneficio de los que tienen dinero para comprarla.
En su tercer y último día en Bolivia, Francisco visitó Palmasola y se reunió con los obispos del país antes de partir a Paraguay dentro de una gira latinoamericana que también le llevó a Ecuador.
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Texto de EFE y foto de cabecera de AFP