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Los cómics de un 'freak'

Gilbert Shelton, creador de Los Fabulous Furry Freak Brothers, participa del Salón del Cómic de Barcelona

Publicado: 2013-08-12
La revista Esquire entrevista a uno de los exponentes más grandes del cómic underground y creador de tres excéntricos hippies de 1968: Los Fabulous Furry Freak Brothers. Contemporáneo a dibujantes como Robert Crumb y Art Spiegelman, Gilbert Shelton vive hace muchos años en París y continúa trazando figuras para Not quite dead, un cómic sobre una banda de música, el cual lo mantiene en aquel mundo de viñetas y onomatopeyas. Un hombre que satiriza la política y ha publicado en  Playboy, High Times, Rip Off Comix, entre otros, es quien ahora participa en el Salón del Cómic de Barcelona. A continuación, compartimos la entrevista. 

¿Te pagaban bien las colaboraciones en Esquire?
No me podía quejar, aunque en Playboy pagaban mejor.
¡Mierda! Y encima ellos tienen la playmate del mes.
Sí, es cierto, pero Esquire me parece mejor revista, mucho más sofisticada.
En ocasiones has declarado que no te sientes buen dibujante, ni un artista.
Y es cierto. Evidentemente, sé dibujar, pero no soy Art Spiegelman, alguien con un talento descomunal. Más bien soy un artesano del dibujo.
¿Por eso siempre defiendes que en un cómic lo importante es la historia?
Acompaña un dibujo no muy brillante de una buena historia, de un buen diálogo, y seguramente obtendrás un cómic interesante.
¿Ése es el secreto por el que la gente sigue interesándose por tu obra 50 años después?
Creo que son dos los motivos. Por un lado, mis historias son el retrato de una época, los 60 y 70, que sigue teniendo algo de fascinante. Pero también porque mis cómics se leen fácilmente. Muchos dibujantes se complican demasiado y crean obras farragosas que acaban por aburrir a los lectores. Algo que solía suceder con Marvel.
Marvel, hogar de superhéroes, un género por el que no sientes demasiada simpatía. De hecho, tu personaje Supecserdo era una sátira de esos tipos en mallas.
De pequeño leía los cómics de Superman y Batman, pero pronto dejaron de interesarme, especialmente los de Marvel. Para mí, los mejores cómics de los 50 eran los de EC Comics, con colecciones como Tales from the Crypt. Unos tebeos muy bien hechos, con buenos dibujos y mejores historias. Pero no se ajustaron a los códigos éticos implementados entonces y tuvieron que vender el negocio a la gente de DC Comics. Fue un escándalo.
¿Qué sucedió?
El psiquiatra Fredric Wertham aseguraba que la delincuencia juvenil estaba relacionada con la violencia que se exponía en los cómics. Una teoría, del todo equivocada, que desarrolló en el libro La seducción del inocente y que provocó que el Congreso de los EE UU creara el Código del cómic con sus siete normas.
¿Cuáles eran esas reglas?
No puede haber sangre, el bueno nunca puede morir... Cuando Robert Crumb empezó a dibujar, su objetivo era romper desde la primera página con esas normas.
Robert Crumb, el gran referente de tu generación.
Yo soy más viejo, pero sin duda ha sido una figura crucial en el mundo del cómic underground. Creo que no hay tantas similitudes entre su obra y la mía como la gente dice, pero su trabajo es extremadamente interesante.

foto: flickr de Tomás rangel

Precisamente Robert Crumb diseñó la portada del álbum Cheap thrills (1968) de Big Brother and the Holding Company, el grupo de Janis Joplin, una de tus mejores amigas en la Universidad.
Sí, nos hicimos muy amigos. Yo estaba muy interesado en el rock y el rhythm & blues, y le propuse formar un grupo. Pero su respuesta fue que ella era una artista de folk, no de rock.
El rock, como dejas entrever en tu trabajo, es tu otra gran pasión. En los 60 tenías tu propia banda, la Gilbert Shelton Ensemble, y sigues tocando la guitarra y cantando con los Blum Brothers.
Ya no. No era más que un entretenimiento. Con los Blum Brothers tocábamos en un bar de París, pero hacíamos tanto ruido que la sala perdió su licencia [ríe]. A finales de los 60 tuve que elegir entre la música y el dibujo. Nos instalamos en San Francisco, y con Robert Crumb y otros dibujantes compramos una imprenta, lo que nos permitió tener nuestra propia editorial. Luego creé los Freak Brothers, y las cosas aún fueron mejor. Creo que elegir los cómics fue la decisión correcta.
¿Cuánto hay de Gilbert Shelton en tus Freak Brothers?
Ellos son el reflejo de una cultura, de ese ambiente que se respiraba en EE UU en los 60 y 70, y del que yo formé parte. Aunque es biológicamente imposible seguir su ritmo de vida y llegar a la edad que tengo...
Aunque has dicho que para escribir es inevitable recurrir al alcohol...
Hablaba de escritores, no de dibujantes. En mi caso, como soy hiperactivo, si me fumo un porro de marihuana me relajo y puedo pasarme horas frente la mesa de dibujo.
¿Aún hoy sigues recurriendo a este ‘truco'?
Sigo bebiendo alcohol y de vez en cuando me fumo un porro. Sin embargo, hace tiempo que no pruebo ni el LSD ni las anfetaminas. Tampoco tomo cocaína. Ésta es una droga cara pero puede dar buenos resultados: esnifar 100 dólares puede inspirar cómics por valor de 500 [ríe].
Aunque por muy poco tiempo, a inicios de los 80 viviste en Barcelona.
Mi editor aquí, Josep Maria Berenguer, era una persona maravillosa. Me buscó una casa en La Floresta, un pueblo precioso a las afueras. Cuando hice el álbum La vuelta al mundo, una de las historias sucedía en Barcelona. En ella los Freak Brothers ven un edificio de Gaudí y piensan que las formas son alucinaciones provocadas por el LSD.
Hace tiempo que abandonaste los Freak Brothers, pero sigues con Not quite dead, sobre una banda de rock.
Estaba un poco cansado de los Freak Brothers, de tanta droga. Not quiet dead no es tanto la historia de un grupo como las relaciones humanas que se establecen entre ellos.
¿No te molesta que siempre se hable de drogas pero se ignoren el resto de los mensajes de tus obras?
No. Es más, creo que la gente que me sigue desde hace tiempo está decepcionada con mis últimas historias. Los que no son de derechas creen que me he convertido en un conservador [ríe].
En 2006 se inició la producción de Grass roots, la película de los Freak Brothers.
Es como una historia maldita. Empezaron a trabajar pero la productora no pudo reunir todo el dinero necesario. Parece que ocho millones de euros hoy en día no bastan para hacer un filme de animación. Además, el director, Dave Borthwick, murió hace unos meses. El resto del equipo dice que puede seguir trabajando sin él pero, si soy sincero, no sé qué sucederá.
Sí que se acabó el rodaje de Up in flames, algo así como una versión porno de los Freak Brothers. ¿La has visto?
Es un poco delirante y, aunque la situación tiene su gracia, también es una ilegalidad. El asunto está en manos de mis abogados, porque nadie me pidió permiso.
¿Qué significa exactamente la palabra freak?
En EE UU originalmente era un término peyorativo, pero en mi entorno se usaba para designar a los que, como yo o mis personajes, nacieron muy tarde para ser beatniks y muy pronto para ser hippies.

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