Fiel a su estilo abierto en la lucha contra la corrupción, el procurador  Julio Arbizu ha promovido una serie de medidas que han generado reacciones fuera del lugar entre congresistas que piden su destitución. 

Hace unos días, la bancada fujimorista, junto con congresistas del Apra y otros movimientos, presentaron una moción al ministro de Justicia, Daniel Figallo, en la que exigían la destitución de Arbizu.

¿Y de qué se le acusaba al procurador? Pues de escribir un tweet en el que supuestamente se extralimitó en las normas de ética y respeto al responder a un congresista que pedía su detención por una serie de acusaciones sin sustento.

Antes se le había acusado de entregar datos inexactos sobre su formación académica, pero el ministro de Justicia se encargó de aclarar las dudas.

Las reacciones a la moción que pide la salida del procurador no se hicieron esperar y se abrió una página de respaldo a Arbizu en la que figuran firmas de Augusto Álvarez Rodrich, Cecilia Blondet, Edmundo Cruz, Nelson Manrique, Rosa María Palacios, Salomón Lerner, entre otros.

El parlamentario andino, Alberto Adrianzén, dijo que el pedido fujimorista-aprista era un intento de resquebrajar a la Procuraduría anticorrupción que ha logrado resultados positivos en su lucha contra la corrupción.

“Definitivamente, con sus acciones se ha ganado el encono de cierta clase política acostumbrada a que se desfalque al Estado y se atente en contra de los derechos humanos sin castigo alguno”, dijo Adrianzén a la agencia Andina.

Arbizu, por ejemplo, no tuvo problemas en solicitar al Ministerio Público iniciar una investigación por injerencia política en el caso Business Track que involucra a miembros del gobierno de Alan García, lo que le genera la antipatía de los congresistas apristas.

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