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Empresa que ensambla productos Apple sigue con el "esclavismo del siglo XXI"

Las críticas contra la empresa taiwanesa Foxconn van en aumento. Los sindicalistas afirman que durante las 12 horas laborables no está permitido conversar, beber algo o tomar un descanso.

Publicado: 2013-10-02

(DW.DE).- Trabajar 12 horas diarias 6 días a la semana es común en Foxconn, además de trabajar bajo presión y un constante aumento de productividad. Así describen los medios las rutinas laborales en las instalaciones de montaje de la empresa asiática Foxconn, donde manualmente se montan las pequeñas piezas en computadoras, smartphones, y consolas de videojuegos. Esta empresa, que pertenece a un consorcio mixto taiwanés, quiere alcanzar altos estándares de calidad pero remunera a sus empleados con un sueldo que les alcanza apenas para sobrevivir.

Después de la muerte de 13 empleados chinos hace tres años en esta empresa, el mayor fabricante de tecnologías de la información, su desacreditación ha ido aumentando. Para alejarse de las críticas en Asia la empresa buscó la expansión hacia otros mercados, como Europa, donde ya cuenta con propias plantas.

Reporteros del semanario alemán Computer Magazin visitaron por unos días las instalaciones de la filial europea de Foxconn en la ciudad checa de Pardubice. Hablaron con el Instituto del Empleo, con los sindicatos de trabajadores, con empleados checos y también extranjeros provenientes de Bulgaria, Rumania, Vietnam y Mongolia. En Pardubice, ubicada a solo tres horas en auto de la ciudad alemana de Dresde, producen los empleados computadoras en similares condiciones a las de Asia. “Un empleado de oficina no se puede imaginar qué arduo e intenso es el trabajo en una línea de montaje”, explica el reportero del semanario Christian Wölbert a la Deutsche Welle.


Presión social bajo un sistema de bonificaciones 

Durante las 12 horas laborales no está permitido conversar, beber algo o tomar un descanso. Según Wölbert estas prohibiciones no son oficiales en Foxconn, pero así es el ritmo de trabajo, “es decir, la cantidad de trabajo que los empleados deben realizar diariamente es tan grande que no hay tiempo para hacer una pausa”. Incluyendo las horas extras y las bonificaciones, un empleado en la línea de montaje llega a cobrar 550 euros mensuales. Ese importe está por encima del sueldo mínimo en República Checa, pero corresponde solo al 60% del salario promedio en la región.

Wölbert critica en general el sistema de bonificaciones. Los pagos extras que corresponden aproximadamente a 100 euros mensuales dependen de la evaluación del montaje completo. “Un empleado puede terminar su trabajo satisfactoriamente, pero no obstante recibe una bonificación menor si es que los colegas no realizan el trabajo como debe ser.” Sin embargo, dicha apreciación es negada por la gerencia de Foxconn. En conversación con DW explica Petr Skoda, Senior Director de Foxconn Lieferkattenmanagement EMEA, que naturalmente la empresa retribuye con bonos el rendimiento individual. Skoda resalta además que la empresa se ve como un integrante de la Unión Europea y se ajusta a sus reglas. Incluso la empresa es controlada regularmente por las autoridades checas, agrega.


Esclavitud moderna en la UE

Las críticas contra Foxconn podrían tener consecuencias a nivel europeo. Por esta razón la parlamentaria Jutta Steinruck, del Partido Socialdemócrata Alemán se ocupará de que Bruselas realice las investigaciones necesarias al respecto. “Ya envié el pedido al consejo y a la comisión”, dijo a Deutsche Welle. Steinruck quien es también integrante del comité de la Unión Europea de Empleo y Sociales teme una tendencia a la explotación de trabajadores provenientes de países europeos pobres. “La esclavitud moderna en algunas empresas y en diferentes ámbitos en Europa existe”. La UE debería crear oficinas de consultoría para trabajadores temporarios “que normalmente no hablan el idioma del país y que tampoco tienen acceso a sindicatos.”


Los sindicatos no se inmiscuyen 

Las empresas extranjeras se alegran de llegar al antiguo bloque de los países del este como la República Checa por el clima político y porque es ventajoso para los inversionistas. En entrevista con DW explica Jennifer Schevarado, de la Sociedad Alemana de Política Exterior, que a mediados de los noventas se crearon ciertos incentivos en la política “para atraer inversionistas extranjeros. Particularmente fueron creadas facilidades con los impuestos o si se requería ayuda para la construcción de infraestructura.”

Los sindicatos no tienen ningún tipo de influencia. Defender los intereses de los trabajadores y reclamos sociales ya no juegan un papel importante, insinúa la experta checa Schevarado. Además los sindicatos no persiguen más un fin político. “A quien crea puestos de trabajo le está permitido a hacer muchas cosas y en eso no hay discusión”.


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