Cisnes vulgares con las horas contadas en Nueva York
Departamento de Conservación Medioambiental quiere eliminar a esta especie por considerarla invasiva.
El Departamento de Conservación Medioambiental del estado de Nueva York tiene la intención de eliminar a los 2,200 cisnes vulgares que desde el siglo XIX viven en el estado, al considerarlos una especie invasiva.
Los cisnes vulgares o cisnes mudos, con elegantes y largos cuellos y plumas blancas impolutas, fueron introducidos por los europeos dos siglos atrás, debido a su atractiva estética.
Sin embargo, aunque esta bonita especie ya se ha convertido en parte de la ciudad, destroza el hábitat de los patos y gansos nativos de la zona y ataca a otras aves acuáticas y paseantes.
Por eso, el Departamento de Conservación ha propuesto declarar al cisne una "especie invasora prohibida" y pretende eliminar todas las especies en el estado antes de 2025, según explicó el diario The New York Times.
Para acabar con los cisnes, aunque aún se espera un plan para finales de este año, se pretende disparar o gasear a esta especia una vez hayan sido capturados y rociar de aceite los huevos para evitar su eclosión.
Esta iniciativa por parte del gobierno estatal ha suscitado un gran debate entre los conservacionistas y los defensores de las aves, mientras que las autoridades están afrontando un auténtico desafío a la hora de educar a los ciudadanos sobre lo dañinos que pueden llegar a ser estos cisnes.
Los propietarios que tengan cisnes en sus espacios privados podrán mantener a estas aves en sus propiedades siempre que no salgan y no procreen.
Además, informó el The New York Times, algunos parques públicos podrán mantener a los cisnes mudos siempre que prevengan su reproducción.
El estado de Nueva York buscará el permiso de los gobiernos locales y de los condados junto con el de los dueños de propiedades privadas para contar con la aprobación necesaria para disparar a los cisnes.
Muchos conservacionistas defienden la nueva propuesta del Gobierno estatal ya que, según argumentan, el número de cisnes se ha triplicado durante los últimos treinta años a pesar de que en 1993 se aplicó un plan de reducción de la población en el que se roció con aceite los huevos y se echó a los cisnes de zonas silvestres.
Mike Burger, director de conservación y ciencia de la organización conservacionista Audobon, explicó que están "muy de acuerdo con el plan" porque, aunque normalmente no abogan por los métodos letales, en este caso estas prácticas "son necesarias".
Por el contrario, la asociación defensora de animales GooseWatch NYC denunció la propuesta, mientras más de dos docenas de organizaciones están aún estudiándola.
EFE Verde
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