"Contra lo anunciado por el premier, no está en marcha ninguna revisión del sueldo mínimo. Si Villanueva no alcanzó a oír el viernes a Castilla, pues la declaración de ayer de la primera dama Nadine Heredia sobre el alza de la remuneración mínima vital –“no está en discusión en este momento”– le debe haber dejado las cosas claras sobre la posición del gobierno y, antes que nada, sobre quién manda, decide y corta el jamón en el mismo", dice Augusto Álvarez Rodrich en su columna de hoy en La República.

La declaración reciente del premier sobre el sueldo mínimo constituye una expresión menor de un problema mayor: la creciente falta de sintonía de César Villanueva con el ‘núcleo duro’ de Palacio y su dificultad para engancharse con el mismo. 

El miércoles 19 apareció una entrevista al premier Villanueva en el diario Gestión en la que, entre otras preguntas, se le interrogó si en algún momento se elevaría el sueldo mínimo, ante lo cual respondió que “estamos revisando eso con el Ministerio de Economía y Finanzas”.

Su respuesta no está en línea con el comentario que cinco días antes, el viernes 14, hizo Miguel Castilla en RPP cuando, en medio del debate por el aumento de las remuneraciones de los ministros, la preguntaron por el alza del sueldo mínimo.

Entonces Castilla respondió que “no es relevante la comparación entre la remuneración mínima vital y el sueldo de los ministros”, y concluyó que “un aumento del salario mínimo vital puede incrementar la informalidad, hay evidencia de ello”.

Agregó que, si hay empresas que emplean mano de obra que tiene las calificaciones de salario mínimo y este se subiera, entonces las compañías pueden optar por la informalidad para escapar a la ley laboral.

Al respecto, un estudio reciente del BCR concluye que, si el salario mínimo subiera a mil soles, se produciría una caída del empleo de cerca del 10% en los trabajadores de bajos ingresos y en las Mypes.

Si Villanueva no alcanzó a oír el viernes a Castilla, pues la declaración de ayer de la primera dama Nadine Heredia sobre el alza de la remuneración mínima vital –“no está en discusión en este momento”– le debe haber dejado las cosas claras sobre la posición del gobierno y, antes que nada, sobre quién manda, decide y corta el jamón en el mismo.

Es un tema, además, políticamente muy sensible pues más del 80% se opone al aumento reciente de los sueldos públicos frente a otras remuneraciones de la economía –como la mínima–, un asunto que el líder aprista Alan García le enrostrará al gobierno esta noche en la celebración por el día de la fraternidad.

Así, contra lo anunciado por el premier, no está en marcha ninguna revisión del sueldo mínimo, un hecho que, sin dejar de ser menor, es una expresión de la dificultad del premier Villanueva para sintonizar con el ‘núcleo duro’ de Palacio y, en general, para engancharse con la administración, lo cual, junto con su vocación por el perfil bajo, le impide cumplir el papel fundamental de vocero del gobierno que la constitución le fija al premier.

Como vamos, podría no sorprender que, antes de que ocurran los cambios que anunció desde el inicio de su gestión, primero lo terminen relevando a Villanueva de la PCM.