El lujo del dictador
Las excentricidades del expresidente ucraniano Viktor Yanukovich.
Una finca en el bosque en medio de bonitos riachuelos y casas de verano, del tamaño de la mitad de Mónaco pero a sólo una hora en coche de Kiev, se presenta como símbolo de la locura del presidente ucraniano fugitivo. Incluso los ucranianos más cínicos, que corrían para ver la finca de lujo de Yanukovich, se frotaban los ojos incrédulos al ver el alcance de la opulencia que construyó a su alrededor y mantuvo en secreto al resto del mundo.
Había avestruces africanas y australianas, estirando sus piernas, y liebres corriendo entre los pies de la gente, claramente poco acostumbradas a ver a tantas personas. Ciervos y cabras (con sus jaulas nítidamente etiquetadas) se agachaban alarmados por el número de visitantes. Todo esto en un país con una media salarial mensual de menos de 500 dólares (unos 365 euros).
Yanukovich, de 63 años, que cogió el sábado un avión después de que tres meses de confrontación en las calles acabaran con él, se relajaba los fines de semana en el lujo que hay detrás de las altas paredes patrulladas por guardias de seguridad.
Cuando el sueño se acabó y los trabajadores de Yanukovich abandonaron la mansión, el movimiento de protesta de Kiev que se había opuesto a él invitó a los ucranianos a ir a ver la opulencia en la que vivía Yanukovich.
Mientras llegaban por cientos, a pie o en coche, a los terrenos de 140 hectáreas para un primer vistazo del lujo del que sólo podían sospechar, los ucranianos se quedaron asombrados por el entorno de cuento de hadas. Lo que vieron reflejaba los pomposos sueños de un soberano de Oriente Medio (acompañados de la obsesión con la seguridad) en vez de a un hombre tosco de la polvorienta Ucrania del este que llegó a la cima por el camino difícil.
La incongruente presencia de avestruces (las etiquetas decían que eran de Australia, África y América del sur) sugerían la debilidad por los símbolos de "nuevo rico".
Yanukovich compró una pequeña casa al comienzo de su presidencia en 2010. Después, según los medios locales, fue adquiriendo el control de toda la finca que existe gracias a una cadena de compañías en la que tiene intereses. Más allá de una casa de cinco plantas de estilo ruso (algunos dicen que esa era la casa de invitados), una escalera de piedra conduce a una vista con ríos, senderos con árboles y avenidas con líneas de árboles que se pierden en la distancia.
Poca gente (además de los elegidos por Yanukovich y su familia) han visitado el lugar secreto, en el que las imágenes por satélite muestran que hay una pista de aterrizaje para helicópteros y un campo de golf. La gente de la localidad dijo que llegaban más de 3.000 personas entre la seguridad y los trabajadores cuando Yanukovich organizaba un gran acto social.
Extrema seguridad
A causa de la obsesión de Yanokuvich por la seguridad y el miedo a un ataque, los invitados tenían que dejar sus móviles en la entrada del complejo y recogerlos cuando se marchaban, dicen los vecinos. Durante años, los periodistas han intentado pasar el cordón de seguridad, a menudo con desafortunadas consecuencias. La periodista Tetyana Chernovil penetró el año pasado en los terrenos extremadamente vigilados y, aunque escapó, recibió una fuerte paliza meses después.
"Esto es un monumento a un tirano que queremos mostrar a la gente", dijo Eduard Leonov, un diputado parlamentario del partido de extrema derecha nacionalista Svoboda.
Estatuas grecorromanas (una diosa cubriendo sus partes íntimas con el pelo o amantes abrazados) decoraban el césped. Estanques decorados (medio helados el sábado) en los que caían chorros de agua. Bancos y lugares de reunión con columnas se esparcían por la finca.
Hay una sauna rusa cerrada al público el sábado con un casco de opositor sobre una silla que bloqueaba la puerta. Sobre una colina, con vistas al río Dnipro a través de los árboles, hay un área para hacer barbacoas.
Estupor general
Familias y parejas que buscaban hacer una excursión de domingo diferente posaban para hacerse fotos en esta ocasión única. Muchos movían la cabeza asombrados de las ambiciones de un presidente que decía que estaba al lado de los pobres de Ucrania.
"No esperábamos nada de esto. Es realmente enorme y todo se ha hecho con nuestro dinero. El dinero de la gente normal. Es mucho para una sola persona. Es muy emotivo cuando ves algo como esto", dijo Serhiy Remezovsky, que había llevado allí a su mujer y a su hijo de nueve meses.
De pie delante de un pórtico de columnas, con una urna griega a su lado, Lyudmila Golbtsova, una joven de 26 años de Kiev, reía. "Una persona normal no construye este tipo de cosas. Es un desperdicio de dinero".
El vanidoso presidente tenía su propia producción de carne fresca. Se podían ver vacas, ovejas y cabras a través de la ventana de un corral para el ganado, aunque el personal se negó a abrir las puertas a los visitantes curiosos.
Parece que a Yanukovich también le gustaban los árboles. Un árbol recién plantado, situado entre dos estatuas de amantes que parecen susurrarse en un jardín magníficamente cuidado, tenía un cartel que decía que tenía una esperanza de vida de 300 años. También es posible asomarse a las ventanas de un invernadero de 3.500 metros cuadrados, con las luces encendidas, donde se cultivan judías y otras verduras.
Reuters
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