Diferencias sociales conducirían al fin del mundo
Estudio patrocinado por la NASA indica que no sólo el cambio climático perjudicará a nuestro planeta, sino también la desigualdad entre las clases económicas.
Desde hace muchos años, el empeño de un gran número de personas ha sido determinar cuándo se producirá el fin del mundo. Este interés por averiguar la caducidad del planeta Tierra es tan abundante que hasta ha sido cultivado por la NASA, que ha patrocinado un estudio que trata de poner fecha al fin del mundo a través de su Goddard Space Flight Center.
La agencia estadounidense habría obtenido una conclusión alarmante: "la civilización podría colapsar en los próximos milenios". Para entender este apocalipsis, habría que echar la mirada sobre las diferencias sociales en el mundo.
Las causas de esta debacle de la civilización serían dos, interrelacionadas entre sí: la primera de ellas es la desigualdad entre las clases económicas más adineradas y las que tienen menos recursos. El peligro de una brecha que por primera vez aparece como un riesgo para la supervivencia de la Tierra. La otra causa sí ha tenido mucho más recorrido en los estudios: el cambio climático que deriva en "una explotación insostenible de los recursos".
Para sustentar esta tesis, el informe analiza diversos aspectos como la población, el clima y la energía y cómo se juntan los tres para formar un proceso caracterizado por "la estratificación económica de la sociedad dos bandos, las élites y las masas" y con el colapso como destino final. A esto, se uniría "la insostenible explotación de los recursos debido a la tensión energética" por el consumo excesivo de una sociedad partida en dos.
A pesar de que el informe no presenta ningún tipo de solución, sí se centra en desmontar ciertas teorías acerca de futuros remedios para esta situación. Como la que afirma que los avances tecnológicos vendrán en la ayuda de los habitantes de la Tierra. Respecto a ella, el informe es meridiano: "El aumento de la eficiencia va ligado a un aumento de la extracción de recursos y del consumo de éstos per cápita, por lo que vuelven a compensarse sin resolver el problema".
Dos escenarios
De la misma forma, se dibujan dos posibles escenarios de cara a este hipotético apocalipsis. Por una parte, el primer caso hablaría de una hambruna que reduciría de forma drástica la población. El segundo no es menos dramático, ya que se refiere a la imposibilidad de acceder a los recursos básicos. En ambos supuestos, la raza humana correría el riesgo de sufrir una erradicación.
Según los autores del estudio, las clases dominantes son las primeras que no desean este desenlace, con el fin de mantener sus privilegios. "Una distribución de los recursos de forma más equitativa" y "una reducción del consumo de recursos hasta niveles sostenibles" serían claves para tratar de reconducir una debacle que podría tener una fecha establecida.
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