"El Poder Judicial es al Apra lo que el Maracaná al ‘scratch’ brasileño, donde si alguna vez pierde, se vuelve un hecho inusual e histórico", señala el periodista Augusto Álvarez Rodrich, en su columna de hoy en la República, al referirse a la polémica resolución de ese poder del Estado en favor del expresidente. A continuación la compartimos con ustedes.

Ayer lo demostró, una vez más, con una sentencia que llegó justo a tiempo para volver a salvar –como hace un poco más de dos décadas, al final de su primer gobierno– a Alan García del incómodo trance de tener que dar la cara ante la justicia por las evidentes y bochornosas irregularidades de su segundo gobierno.

Se trata de la sentencia del quinto juzgado constitucional sobre el nuevo amparo presentado por García contra la Megacomisión que ordenó anular la declaración que el ex presidente dio el 30 de octubre pasado, con la consecuencia de que todo lo actuado quedó nulo.

Esto deja sin efecto las conclusiones de los ocho informes de la Megacomisión, a partir de las cuales se recomendó la inhabilitación y la acusación constitucional contra Alan García por las graves irregularidades ocurridas durante su segundo mandato, incluyendo los escandalosos ‘narcoindultos’.

Es una decisión judicial que podría ser apelada, pero el problema es que la Megacomisión ya dejó de existir pues fue disuelta en enero pasado al expirar su mandato.

En caso se requiera volver a investigar la segunda presidencia de García, se debería presentar una moción para formar una nueva comisión que debería empezar su investigación desde cero. ¿Para que el Poder Judicial la vuelva a anular?

La huelga judicial que impidió que se lea la sentencia del Caso Utopía no fue obstáculo para darle este triunfo con sabor a leguleyada que consiguió ayer Alan García, el cual lo libera, en la práctica, de tener que dar la cara ante la justicia, a la cual ha vuelto a eludir gracias a un Poder Judicial en donde el Apra juega de local, con alevosía y ventaja.

Lo que las guardias apristas pretendieron hace unas semanas en el Hotel Riviera, al irrumpir como matones, lo consiguió ayer este Poder Judicial que ya debiera sincerarse y poner la estrella en su frontis y adoptar la marsellesa como himno.

Y para completar el faenón, ayer García adelantó todo en un artículo publicado en El Comercio –donde el ex presidente también juega de local– con la sentencia siguiente: “En conclusión, no hay ningún argumento válido que sustente la acusación de delito ni la de infracción constitucional contra mí”. Amén.

De este modo, García ha logrado un gran avance para driblear a la justicia, y ahora se dispone a ponerse el disfraz de ‘mal menor’ para volver a Palacio en el 2016.

¿Cómo explicarle, ahora, al ciudadano común y corriente que en el Perú la justicia no es igual para todos? No hace falta, ya sabe, desde hace mucho tiempo, que así es.

La República