(EFE). Chile acudió a la Berlinale con dos pesos pesados en la sección a competición, Pablo Larraín y Patricio Guzmán, y se llevó del festival europeo la confirmación del poderío de su cinematografía en forma de dos Osos, uno para cada cineasta. 

El Club, la película de Larraín centrada en un grupo de sacerdotes perdidos entre atrocidades inconfesables, obtuvo el Oso de Plata, Gran Premio del Jurado, segundo galardón del festival tras el Oro que obtuvo el iraní Jafar Panahi con Taxi, a modo de gesto solidario hacia el cineasta al que Teherán pretende acallar.

pablo larraín con su oso de plata
(foto: www.emol.com)

El botón de nácar, de Guzmán, ganó otra Plata, esta vez al mejor guion, con un documental que arranca del desierto de Atacama y recala en el cementerio marino que rodea la isla de Dawson, escenario de sucesivos genocidios.

Larraín llegó a la Berlinale arropado por el éxito internacional de sus anteriores Tony Manero y muy especialmente No, el filme sobre la campaña por el referéndum contra Pinochet de 1988. Guzmán, con la reputación atesorada con sus 14 filmes, especialmente Nostalgia de la Luz, su anterior documental de corte similar al actual. 

Ambas representantes chilenas a competición se colocaron de inmediato en la cabecera de las preferencias de la crítica internacional que ha seguido el festival.

Hubo premios para Chile en la sección oficial y también fuera de ella: Nasty Basty, de Sebastián Silva, gano el Teddy al mejor filme de contenido homosexual por esa película exhibida en la sección Panorama, mientras San Cristóbal, de su compatriota Omar Zúñiga, recibía el correspondiente a cortometrajes. 

La coproducción uruguaya-chilena El hombre nuevo, de Aldo Garay, también tuvo un Teddy en el apartado de documentales, a lo que se sumó el galardón Arte Internacional del mercado de coproducciones para la directora Marcela Said, con Los Perros.


Guzmán denuncia "amnesia" chilena 

En rueda de prensa tras concluir la gala de entrega de premios del Festival de Cine de Berlín, Guzmán ratificó hoy su deseo de contar la historia de su país, "de su falta de memoria y de su amnesia", y mostró su apoyo al movimiento estudiantil, que busca "cambiarlo todo" como Podemos en España o Syriza en Grecia. 

patricio guzmán en la conferencia de prensa
(foto: www.milenio.com)

Además, elogió la geografía chilena y defendió su apuesta de usarla como metáfora del país. "Si comienzo hablando de las desigualdades y de las fosas comunes, el espectador me abandona enseguida; por eso uso el lenguaje metafórico: es más convincente, y no me gusta dar lecciones", manifestó. 

En el documental premiado esa metáfora es el agua, hilo conductor para denunciar el genocidio colonial y los desaparecidos en la dictadura pinochetista. El título remite al botón de nácar que recibió un indígena para ser comprado y educado en Inglaterra, y a otra pieza similar, hallada en el fondo del océano, incrustada en uno de los raíles que el régimen de Pinochet ataba al cuerpo de sus víctimas antes de lanzarlos al mar. 

Guzmán reconoció que Chile "está empezando a recuperar la memoria", pero advirtió de que "es un trabajo que va a durar cien años" porque "el golpe de Estado fue algo atroz y desproporcionado, no hubo ni una guerra, fue una matanza".

(foto de portada: www.cooperativa.cl)