Toronto (EFE).- En un planeta con crecientes demandas de agua y energía, es imperativo unificar las políticas nacionales que gestionan los dos recursos y evitar su derroche, tal y como sucede ahora, lo que tendrá consecuencias catastróficas, según recomienda un informe divulgado hoy por la ONU. 

El informe, titulado "Putting Water and Energy at the Heart of Sustainable Development" ("Poniendo el agua y la energía en el centro del desarrollo sostenible") recoge las recomendaciones de expertos del Instituto para el Agua, Medio Ambiente y Salud (INWEH), de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU).

El texto destaca a España tanto por sus problemas de consumo de agua dulce, como por las soluciones que plantea.

Según los datos recogidos en el informe, no sólo el cambio climático reducirá el agua dulce en España un 14 % para el 2030, sino que la demanda energética del país requerirá un 25 % más agua que en la actualidad.

Los expertos también valoran que las islas Canarias en España son un modelo a seguir en términos de gestión de agua y energía.

"El informe intenta aumentar el entendimiento de cómo energía y agua están ligados, dependen el uno del otro, contribuyen al desarrollo social, seguridad alimentaria e integridad medioambiental", dijo en declaraciones a Efe Corinne Schuster-Wallace, una de las autoras del estudio.

Schuster-Wallace puso como ejemplo el uso de aguas residuales para generar electricidad y reducir de esta forma el coste que supone actualmente el tratamiento de residuos.

Otro ejemplo citado en el informe es la "tensión" que existe entre la producción de biocombustibles y la producción de alimentos.

Aunque los biocombustibles pueden ser una importante fuente de energía renovable, "la diversión de terrenos y agua de la producción de alimentos, potencialmente aumenta los precios mundiales de los alimentos".

Una de las soluciones es el uso de terrenos agrícolas marginales para la producción de biocombustibles, "eliminando la competición por recursos a la vez que proporciona ingresos en áreas que son difíciles".

Pero Schuster-Wallace añadió que lo que es básico es aumentar la eficiencia del uso tanto de agua como energía, dadas las cifras actuales de consumo.

En la actualidad, el 15 % del consumo de agua dulce mundial se destina a la producción de energía y otro 70 % a la agricultura, a la vez que se necesitan grandes cantidades de energía para extraer, limpiar y distribuir agua a hogares, industrias y campos de cultivo: para producir un litro de gasolina se necesitan entre 3 y 55 litros de agua, dependiendo de la fuente del petróleo. 

Para producir en Estados Unidos un litro de etanol procedente de maíz, se requieren 1.780 litros de agua, pero si procede de soja, la cifra aumenta a 8.000 litros.

"Producir un kilo de carne requiere el uso de 15.000 litros de agua", añadió Schuster-Wallace.