Un grupo de activistas protestó este domingo en la playa de Copacabana por la muerte de un niño de 10 años, una ama de casa y dos jóvenes durante un operativo policial el último jueves en el Complexo do Alemão, un conjunto de favelas en la zona norte de Río de Janeiro 

La muerte del niño Eduardo de Jesús Ferreira se ha convertido en un símbolo de las protestas contra las recientes acciones policiales violentas en las barriadas pobres de Río de Janeiro, que han dejado víctimas civiles.

Unos 50 manifestantes, vestidos de negro, portando carteles con mensajes contra la violencia y llevando un ataúd, recorrieron la Avenida Atlántica —la principal de la turística playa carioca— y realizaron un entierro simbólico, dejando en la arena una cruz de madera en homenaje al niño y a las otras víctimas.

El fundador de la organización no gubernamental (ONG) Río de Paz, Antonio Carlos Costa, señaló a EFE que la protesta tuvo como objetivo "llamar la atención de la sociedad de Río de Janeiro, creando cultura ante la muerte del pobre" y no esperar "que sea solo la Policía la solución para el problema de la seguridad pública".

"Vivimos en una ciudad profundamente desigual, en la que los desiguales viven lado a lado con un Estado débil. Estamos hablando de la ciudad sede de los Juegos Olímpicos de 2016 que entre 2007 y 2015 vio 50,000 personas morir violentamente", apuntó.

Hoy fue el tercer día consecutivo de protestas por la muerte del menor, las dos anteriores en la propia comunidad de Alemão, que durante décadas fue fortín de narcotraficantes.

El Viernes Santo los vecinos del menor bloquearon la entrada de vehículos a la favela y la Policía Militarizada de Río de Janeiro dispersó a los manifestantes con gases lacrimógenos. El sábado, en tanto, se realizó en el lugar una marcha pacífica en la que los vecinos levantaron banderas blancas.

Después de las muertes de civiles, lamentadas incluso por la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, quien en una nota oficial ordenó a las autoridades "esclarecer" los asesinatos y "castigar" a los culpables, la propia Policía Militarizada suspendió a los agentes que participaron del operativo y confiscó sus armas.

Los responsables del operativo policial indicaron que fueron recibidos a tiros por traficantes de drogas de la favela, mientras que algunos testigos de las muertes, como la del niño, aseguran que los agentes entraron en la comunidad ya disparando. El complejo de favelas de Alemão reúne 15 comunidades y en él habitan unas 70,000 personas. (EFE)

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