(EFE).- El ministro colombiano de Ambiente, Gabriel Vallejo, denunció que el derrame de más 200.000 galones de petróleo que las FARC obligaron a transportistas a hacer en el departamento de Putumayo (sur), afectó a unas 200 familias, 9 humedales y otros ecosistemas.
Vallejo, que visitó al municipio de Puerto Asís, en donde ocurrió el desastre ambiental, señaló en un comunicado que la acción de las FARC el pasado lunes "afecta por lo menos 200 familias y causó daños muy delicados a los ecosistemas de la región".
Según los primeros reportes de la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonía (Corpoamazonía) el vertido de crudo afectó a más de 70 familias de colonos y a 100 familias de la comunidad indígena nasa, entre otros habitantes de la zona.
Además, el ministro Vallejo indicó que hay "3,5 hectáreas de humedales afectados, causando un grave deterioro al ecosistema de fauna y flora en la región".
Igualmente, las filtraciones de crudo contaminaron tres tanques en los que campesinos cultivan peces, tres kilómetros de vías y varios nacederos de agua.
Las FARC interceptaron el lunes a 19 camiones cisterna que transportaban crudo de lo campos petroleros de esa región limítrofe con Ecuador y obligaron a sus conductores a vaciar su contenido sobre la carretera, en el corredor Puerto Vega-Teteyé, cercano a Puerto Asís.
La guerrilla también dinamitó el pasado sábado el acueducto del municipio de Algeciras, en el departamento del Huila (sur), por lo que la población quedará sin agua potable por unos tres meses, que es lo que tarda la reparación de esa infraestructura.
Estas acciones violentas de las FARC se unen a las cometidas la en días anteriores contra infraestructuras petroleras en Tibú, en el departamento de Norte de Santander, frontera con Venezuela, y contra tres torres de energía que dejaron sin ese servicio a poblaciones de los departamentos del Valle del Cauca y Nariño (suroeste).
Según las autoridades, estos ataques hacen parte de la ofensiva de las FARC desde el pasado 22 de mayo, cuando suspendieron el alto el fuego unilateral e indefinido, que duró cinco meses, como consecuencia de la muerte de 27 guerrilleros en un bombardeo de la Fuerza Aérea en el suroeste de Colombia.