Lauren Wasser, de 24 años, perdió su pierna derecha por culpa del síndrome de shock tóxico (TSS, por sus siglas en inglés) que le provocó por un tampón de la marca Kotex Natural Balance.
La joven modelo británica de Vogue sufrió un infarto y estuvo al borde de la muerte, tal y como explica el diario británico Daily Mail.
Wasser ahora intenta que se haga justicia y pretende que la compañía de tampones y el comercio que los vende, Kroger and Ralphs, asuman su responsabilidad por los problemas de salud que le causaron.
La modelo, como muchas otras mujeres, conocía las reglas del uso de tampones. Se los cambiaba cada tres o cuatro horas, pero cuando estaba en una fiesta con unos amigos, comenzó a sentirse mal.
Acabó en el hospital, donde fue internada y estuvo cerca de la muerte por su grave estado de salud. Allí le diagnosticaron que tenía el síndrome de shock tóxico, una enfermedad que solo afecta a una persona de cada 100 mil.
Lauren Wasser tuvo que ser operada cuando la infección se convirtió en gangrena. Perdió su pierna. Y ahora, ya con un prótesis que le permite moverse, critica la poca información que existe sobre los riesgos para la salud que implica el uso de tampones:
"Sabes que los cigarrillos pueden matarte, así que cuando los usas, es tu elección. Si hubiera sabido más sobre el síndrome de shock tóxico, nunca hubiera utilizado tampones".
¿Qué es el síndrome de shock tóxico?
El síndrome de shock tóxico es causado por una toxina producida por algunos tipos de bacterias estafilococos. Los primeros casos conocidos afectaban a mujeres que utilizaban tampones durante sus períodos de menstruación, sobre todo porque se los dejaron por mucho tiempo en el cuerpo.
Sin embargo, actualmente menos de la mitad de los casos están asociados al uso de tampones. El síndrome puede ocurrir con infecciones cutáneas, quemaduras y después de una cirugía, incluso puede también afectar a niños, mujeres posmenopáusicas y hombres.
Entre sus síntomas principales están el malestar general, la diarrea, fiebre alta acompañada en algunas ocasiones por escalofríos, presión sanguínea baja, dolores musculares, náuseas y vómitos, enrojecimiento de ojos, boca y garganta. A veces se presentan crisis epilépticas o convulsiones.