Una escolar palestina que llegó hace cuatro años a Alemania con su familia procedente del Líbano, y que aún está la espera de regularizar su situación, rompió a llorar ante la canciller alemana, Angela Merkel, ante la falta de una solución a su situación y la de sus parientes.
La sonriente adolescente contó en un perfecto alemán su fácil integración en la escuela desde que llegó hace cuatro años desde un campo de refugiados del Líbano.
Pero luego narró la historia de su familia, que sigue a la espera de que la administración resuelva su solicitud de asilo, lo que impide que el padre tenga un trabajo regular o que ella pueda plantearse su futuro a mediano plazo.
FRÍA REACCIÓN
Merkel reconoció la lentitud en el estudio de las solicitudes y admitió que no se puede tardar cuatro años en dar una respuesta, pero subrayó que el Líbano no es un país en guerra civil y dejó claro que abrir la puerta a todos los palestinos que viven en los campos de refugiados generaría el ingreso de miles de personas.
Alemania no puede acoger a todas las personas procedentes de esos campos y algunos tendrán que regresar, dijo Merkel.
Ante esa respuesta, que evidentemente no era la que la menor esperaba, esta comenzó a llorar desconsoladamente.
La canciller tardó unos segundos en darse cuenta de lo ocurrido y en acercarse a la chica para intentar tranquilizarla. Su pragmatismo y aparente falta de empatía han suscitado un acalorado debate en el país, con numerosas críticas en las redes sociales.
El moderador del debate, Felix Seibert-Daiker, que trabaja para un canal infantil, rechazó hoy que Merkel actuara sin corazón, aunque reconoció que todos hubieran deseado oírla decir que Reem podría seguir en Alemania.
"Reacción de forma humana, a su manera", señaló Seibert-Daiker, quien consideró que hay que reconocer el valor de la canciller al explicar la situación con toda su dureza a la niña.
(Con información de EFE)