La cámara baja del Parlamento japonés aprobó este jueves un paquete de proyectos de ley que, según los opositores, pondrá fin a 70 años de pacifismo y permitirán que soldados japoneses puedan luchar en el extranjero por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. 

El voto es una victoria para el primer ministro, el nacionalista Shinzo Abe, y la derecha, que han ignorado la indignación popular en un intento de poner fin a, lo que consideran, la férula constitucional impuesta por Estados Unidos.

Alegan que las cláusulas restrictivas impuestas al ejército son una camisa de fuerza que impide a Tokio hacer lo que debe para proteger a sus ciudadanos, aliados y amigos.

La coalición gubernamental de Abe se quedó sola votando ya que los principales partidos de la oposición salieron de la cámara, en un acto destinado a reflejar la oposición frontal de la opinión pública con esta reforma.

"La situación de la seguridad en torno a Japón es cada vez más preocupante", justificó Abe a la prensa tras el voto.

La víspera, cerca de 60.000 personas se manifestaron frente al Parlamento, después de que el proyecto de ley recibiera la luz verde del comité especial de la cámara baja.

Hubo enfrentamientos cuando la policía trató de expulsar a los manifestantes y dos hombres de unos 60 años fueron detenidos, según la prensa loca.

JAPÓN EN MISIONES DE PAZ

Este paquete de medidas, que enmienda las provisiones actuales y, en particular, permitirá la participación de Japón en misiones de paz en el exterior, pasará ahora a la Cámara alta.

El Partido Liberal Democrático de Abe (LDP) y su socio de coalición cuentan con mayoría en la cámara alta, pero los analistas no descartan que rechace o enmiende los proyectos de ley.

Sin embargo, la cámara baja podría rechazar estos cambios al disponer de una mayoría de dos tercios. Se espera que la legislación entre en vigor este otoño.

El primer ministro, un convencido nacionalista, quiere "normalizar" la posición militar de Japón, limitada por una Constitución escrita por los ocupantes estadounidenses después de la II Guerra Mundial.

Incapaz de recabar apoyo para reformar las cláusulas para preservar el pacifismo, Abe optó más bien por reinterpretar el documento con los objetivos de esta legislación, haciendo oídos sordos de las advertencias de especialistas y abogados de que las reformas son inconstitucionales.

POCO POPULAR

Aunque se trata de una victoria para Abe, los sondeos muestran que la gran mayoría de la población está en contra de estas nuevas leyes y la aprobación popular del primer ministro, otrora muy alta, está cayendo.

Uno de los grandes cambios que introduce esta legislación es que los militares japoneses podrán luchar para proteger a los aliados -la denominada "defensa colectiva"-, aunque no haya una amenaza directa a Japón o a su población, lo que los sucesivos gobiernos siempre habían descartado.

Los manifestantes temen que Japón se vea obligado a participar en los focos bélicos estadounidenses en el globo.

Sus defensores, en cambio, aseguran que la barra para prohibir la participación de militares japoneses en algún conflicto bélico será muy superior a la de la mayoría de los países. (AFP)