Corea del Norte y Corea del Sur buscan hoy poner fin a la situación de crisis militar en su segunda ronda de diálogo de alto nivel, mientras los ejércitos de ambos países siguen reforzando sus preparativos de combate en un ambiente marcado por la tensión.
Cuatro de los altos cargos más influyentes de ambas Coreas se citaron a las 15.30 hora local (6.30 GMT) en la Aldea de la Tregua de Panmunjom, en una crucial reunión que se avista maratoniana al igual que la del sábado, que concluyó de madrugada tras 10 horas sin que las partes lograran un acuerdo.
Aunque la cita es a puerta cerrada y no se han revelado detalles sobre su contenido, se cree que uno de los principales y más conflictivos asuntos a abordar es el de los altavoces surcoreanos que emiten propaganda contra el régimen de Kim Jong-un en la frontera.
Como supuesta venganza por esta estrategia de "guerra psicológica" de Seúl, Corea del Norte disparó el jueves un proyectil hacia una unidad militar del país vecino, que fue respondido con hasta tres decenas de rondas de artillería sin que ninguna de las dos partes sufriera daños personales o materiales.
Tras este incidente Corea del Norte amenazó al Sur con un ataque militar en caso de no apagar los altavoces, lo que generó la mayor crisis militar en dos años y obligó a ambas partes a convocar la cita de alto nivel en Panmunjom.
Aunque el encuentro de autoridades ha dejado en suspenso la posibilidad de un conflicto bélico en la península de Corea, las fuerzas armadas tanto del Norte como del Sur han seguido reforzando sus capacidades y su preparación para un combate inminente, manteniendo así al máximo la tensión.
En el caso del Ejército Popular norcoreano más de 50 de sus estimados 70 submarinos militares han partido de las bases y se encuentran desplegados bajo las aguas, mientras el número de tropas de artillería en la frontera preparadas para el combate se ha duplicado, según las Fuerzas Armadas de Seúl.
Éstas últimas, por su parte, permanecen listas para responder duramente a cualquier agresión junto a las de EE. UU., que mantiene un contingente de 28.500 tropas en Corea del Sur.
Además, Seúl ordenó hoy el regreso, una semana antes de lo previsto, de seis de sus aviones de combate F-16 que se encontraban desplegados en Alaska para participar en un ejercicio de formación, lo que da fe de la seriedad de la situación.
Por supuesto, los altavoces propagandísticos surcoreanos que desatan las iras del régimen de Kim Jong-un siguen operando a todo volumen en la frontera.
En todo caso los expertos surcoreanos destacan que a ninguna de las dos partes le conviene una escalada bélica y por eso han enviado a las negociaciones a veteranos políticos de primer nivel, con más capacidad de maniobra a la hora de negociar el cese de hostilidades.
Los representantes de Corea del Sur son el director de la Oficina de Seguridad Nacional, Kim Kwan-jin, y el ministro de Unificación, Hong Yong-pyo, mientras de la parte norcoreana acudieron el vicemariscal del Ejército Popular Hwang Pyong-so y el director del Departamento del Frente Unido del Partido de los Trabajadores, Kim Yang-gon.
El influyente Kim Kwan-jin, conocido por su postura de línea dura hacia Corea del Norte, impuso en 2010 duras sanciones al país comunista -entonces como ministro de Defensa de Seúl- y reforzó sustancialmente la capacidad de combate del Ejército surcoreano.
Del lado de Corea del Norte destaca que haya acudido Hwang Pyong-so, director del buró político del Ejército Popular, que fue consejero del líder Kim Jong-un y es considerado el "número dos" en la jerarquía de Pyongyang.
Por su parte, Hong Yong-pyo y Kim Yang-gon son los máximos responsables de las relaciones intercoreanas de los Gobiernos de surcoreano y norcoreano, respectivamente.
(Fuente: EFE)