Pese a que tiene más de una veintena de títulos ubicados en el género "novela", Enrique Vila-Matas cree que nunca ha escrito una novela pura porque lo suyo es mezclar los géneros, diluir las fronteras y siempre huir de lo convencional. 

Así lo hizo saber hoy tras conocerse ganador del Premio Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) en Lenguas Romances, que le entregarán noviembre en México, en la feria literaria más importante del mundo en español.

Nacido en 1948 en Barcelona, estudió derecho y periodismo, y dos décadas después se autoexilió del régimen franquista en la capital francesa para vivir una mayor libertad creadora.

Estar ahí, en uno de los lugares donde hubo más efervescencia revolucionaria, le permitió sentirse miembro de la generación del 68. "Conecté más con esta generación en la que había una libertad creativa", ha dicho en numerosas entrevistas.

Y es que la libertad creativa sigue siendo a sus 67 años lo que mueve su obra, alejarse de "los modelos obsoletos", eliminar "fronteras de géneros", huir "del encasillamiento y los límites que hay en un solo género", contó desde su casa de España, en una conexión telefónica con México.

Aunque su primera novela breve la acabó de escribir en 1973, Mujer en el espejo contemplando el paisaje, cuando estaba haciendo su servicio militar en el norte de África, La asesina ilustrada (1977) fue su primera novela publicada.

Además de novelas y ensayos, en su carrera ha trabajado en revistas como Fotogramas y ha sido colaborador de distintos diarios y medios literarios, con artículos de opinión, crónicas o ensayos breves.

En 1985 y gracias a la Historia abreviada de la literatura portátil logró su primer gran éxito y traspasó las fronteras de España para ser reconocido en distintos países latinoamericanos con cuyos autores se ha sentido muy cercano.

Al conocer que era el ganador del premio, Vila-Matas se lo dedicó a uno de sus maestros, Sergio Pitol. El autor mexicano, cuenta, fue decisivo en su vocación literaria ya que cuando ambos se conocieron le dijo "escribe y no hagas nada más" y así ha cumplido su consejo.

Entre sus decenas de textos figuran Impostura (1984), Una casa para siempre (1988), Suicidios ejemplares (1991), Hijos sin hijos (1993), Lejos de Veracruz (1995), Bartleby y compañía (2001) o El mal de Montano (2003).

En su fallo, los miembros del jurado aludieron a "su concepción de la escritura como juego con el lector" y nuevamente volvieron a destacar su maestría para entrelazar géneros literarios y diluir "las fronteras entre ensayo y ficción".

Su extensa obra, traducida a una treintena de lenguas, "cautiva por su inteligencia crítica, su humor e ironía", apuntaron los miembros del jurado.

Caballero de la Legión de Honor en Francia, ha recibido más de una veintena de premios y reconocimientos literarios como el Rómulo Gallegos por El viaje vertical (2001), el Herralde con El mal de Montano (2003) y el Gregor von Rezzori por Exploradores del abismo (2012).

El año pasado obtuvo el Premio Formentor de la Letras por toda su obra, que también será reconocida el próximo mes de noviembre en la ciudad mexicana de Guadalajara .

[ Texto y foto de portada: EFE]

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