Por Juan Carlos Gomi
América Latina, escenario del 78 % de los asesinatos de transexuales registrados en el mundo en los últimos siete años, se vio sacudida esta semana por un nuevo crimen en Argentina contra una persona transexual, el tercero en un mes.
"Hay una violencia muy fuerte, este año ya han sido asesinadas 15 personas trans, hay una ola de crímenes de odio" en Argentina, señaló a Efe Marcela Romero, presidenta de Redlactrans (Red Latinoamericana y del Caribe de personas transexuales).
La activista transexual Diana Sacayán fue asesinada a sangre fría en su domicilio de Buenos Aires el pasado martes, un crimen que ha conmocionado a la sociedad argentina y que muestra la violencia que sufre este colectivo pese a la normalización social que trata de alcanzar.
El asesinato de Sacayán, además, no es un caso particular. Según Amnistía Internacional, se trata del tercer crimen perpetrado contra una persona transexual en Argentina en el último mes, tras el de Marcela Chocobar en la sureña provincia de Santa Cruz y el de Fernanda "Coty" Olmos en la central Santa Fe.
La alarma por la violencia contra los transexuales se traslada a todo el continente y, de forma muy especial, a Estados Unidos.
Según el último informe de la organización National Center for Transgender Equality (Centro Nacional para la Igualdad Transgénero), al menos 20 personas transexuales han sido asesinadas en EE.UU. este año, frente a las 13 contabilizadas en 2014.
En Centroamérica diversos colectivos claman contra la violencia de que son víctimas los transexuales desde hace años. Este es el caso de El Salvador, por ejemplo, donde la asociación COMCAVIS TRANS ha documentado 13 homicidios de mujeres trans en los primeros seis meses del año.
Honduras se suma a esta triste lista con el índice más alto del continente, con una tasa de homicidios de 9,32 transexuales asesinados por millón de habitantes, en los últimos siete años, según la organización europea Trans Murder Monitoring (TMM).
Además, el Grupo de Mujeres Transexuales Muñecas de este país sigue pidiendo que se mantenga la investigación de 175 "crímenes de odio" que no tienen culpable desde hace varios años.
"La sociedad es misógina y homofóbica, es la cultura familiar que prevalece en América Latina", señala la comunicadora transgénero Ophelia Pastrana desde México, tratando de explicar estos datos dramáticos.
"Es una crisis humanitaria. Por ejemplo, la expectativa de vida de las mujeres trans en Brasil es de 33 años. Hay que investigar estos crímenes y no dejarlos porque la víctima sea un maricón", añade convencida en unas declaraciones a Efe.
Ophelia, que a los 28 años decidió abandonar su carrera profesional en Colombia e iniciar una nueva vida, forma parte de la normalización de la transexualidad en la sociedad.
Casos de deportistas olímpicos como Caitlyn Jenner, comedias premiadas y exitosas como "Transparent" con el actor Jeffrey Tambor o, incluso, hechos como la recepción del papa Francisco al transexual español Diego Neira, son la otra cara de la moneda.
En este lado de la balanza hay que apuntar, por ejemplo, que México y Colombia han aprobado leyes este año que facilitan el cambio administrativo de sexo y que, otros países, como Chile han reconocido en 2015 las uniones entre personas del mismo sexo.
Además, no hay que olvidar que, desde 2012, Argentina cuenta con la única ley de identidad género del mundo que normaliza la condición trans y que permite la inscripción directa del sexo en los documentos personales, entre otras ventajas.
Pese a estos avances en la integración, el miedo permanece en la comunidad. Marcela Romero considera que estos crímenes deberían tipificarse como feminicio porque "se asesina a las mujeres por su identidad, por ser una mujer".
"De momento estamos alerta, tenemos que cuidarnos, hay que presentar denuncias por nuestra seguridad" dice, todavía conmocionada por el asesinato de Diana Sacayán.
De igual forma se despide Ophelia Pastrana, no sin antes mostrar una mensaje que acaba de recibir en su celular donde se amenaza de muerte a Yesaira Torres, primer transgénero que aspira a una plaza en las próximas elecciones a la Asamblea legislativa del departamento de Santander (Colombia). EFE
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