El grupo Volkswagen negó hoy de forma tajante la nueva acusación de las autoridades de Estados Unidos, que alertaron de que otro motor diésel del fabricante alemán incorpora un software que manipula las emisiones de gases, aunque se mostró abierto a cooperar.
La dirección del mayor fabricante de vehículos de Europa tiene además previsto reunirse en breve para analizar unos hechos que, de confirmarse, afectarían a modelos de gama alta de las marcas Volkswagen, Audi y Porsche fabricados en los dos últimos años y sacudirían de nuevo los cimientos -ya dañados- de un gigante en entredicho.
Audi y Porsche negaron hoy a medios alemanes que el escándalo afecte a más vehículos que los hasta ahora reconocidos.
Un portavoz de Audi descartó que los motores ahora cuestionados cuenten con un programa que sepa discernir cuándo está el vehículo en un banco de pruebas para cumplir con los límites de emisiones.
No obstante, reconoció que podría haber "una parte del software" que tenga que ser homologada ahora, una vez que la Agencia para la Protección Medioambiental (EPA) de Estados Unidos ha estudiado al detalle las especificaciones.
"Cooperaremos plenamente con la EPA para aclarar sin reservas la situación", indicó por su parte un portavoz de Porsche.
El diario económico alemán Handelsblatt avanzó que el recién renovado consejo de vigilancia de Volkswagen tiene previsto reunirse esta semana para estudiar las nuevas acusaciones y que después el nuevo presidente de la junta directiva, Matthias Müller, tomará postura públicamente.
La canciller alemana, Angela Merkel, pidió hoy "transparencia a todas las partes y cooperación" con los investigadores para "esclarecer rápidamente" lo sucedido, aunque sin referirse explícitamente a la última denuncia.
Merkel subrayó además que este escándalo "no ha cambiado nada" las connotaciones del "Made in Germany" que, a su juicio, sigue siendo percibido como un signo de calidad.
La EPA reavivó ayer el escándalo en torno al grupo Volkswagen al lanzar una nueva alerta que "se añade" a la anterior y que afecta los motores diésel de 3 litros V6 TDI montados desde 2014 y hasta la actualidad que, según un comunicado, también cuenta con un programa informático que reduce las emisiones de gases sólo cuando el vehículo está en un banco de pruebas.
La agencia estadounidense identificó los modelos afectados como el Volkswagen Touareg 2014, el Porsche Cayenne 2015, y los Audi A6 Quattro, A7 Quattro, A8, A8L y Q5.
"Volkswagen de nuevo no ha cumplido su obligación de ajustarse a la ley que protege el aire para todos los estadounidenses", afirmó Cynthia Giles, subdirectora de la Oficina de Cumplimiento de EPA.
Con similar contundencia negó poco después esta acusación la empresa alemana en una escueta nota en la que quiso enfatizar que "no se ha instalado ningún software en los motores de 3 litros V6 para alterar las emisiones de una manera prohibida".
Pese a la negación, Volkswagen se mostró dispuesto a "cooperar plenamente con la EPA para aclarar por completo este asunto".
El escándalo estalló el pasado 18 de septiembre, cuando la EPA informó que varios motores diésel del grupo automotriz alemán de 1,2, 1,6 y 2,0 litros incorporaban un software que trucaba las emisiones durante los test medioambientales, pero no en condiciones normales de conducción.
En total, el fabricante deberá reparar unos 9,5 millones de vehículos de las marcas Volkswagen, Audio, Seat y Skoda vendidos principalmente en Europa, pero también en América del Norte, Asia y Oceanía.
Las revelaciones obligaron al hasta entonces presidente de Volkswagen, Martin Winterkorn, a abandonar su cargo, junto a otros altos directivos.
Poco después fue designado Müller, que presidía hasta entonces Porsche y que vería cuestionada su capacidad de liderar la renovación de la empresa si entre los vehículos afectados hay modelos de su antigua casa.
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Texto de Juan Palop para EFE y foto de cabecera de EFE