La organización ecologista Greenpeace acusó hoy a varios gigantes madereros chinos de exportar madera procedente de talas ilegales en la cuenca del río Congo y recriminó a Pekín que no haya aprobado ninguna legislación para acabar con este tipo de prácticas.
"A diferencia de otros mercados claves como Estados Unidos y la Unión Europea, China no tiene legislación que prohíba la madera ilegal en sus mercados", asegura Greenpeace, que recuerda que 20 empresas chinas llevan a cabo el 71 por ciento de las exportaciones de madera desde esta región del África ecuatorial.
Según el estudio -publicado hoy en Johannesburgo-, estas empresas actúan con una "ignorancia calculada" ante las talas ilegales en la cuenca del Congo, la segunda mayor selva tropical del mundo.
El informe está basado en numerosas entrevistas a personas implicadas y en la investigación de los datos sobre el mercado maderero en China durante los últimos años, y concluye que al menos tres de estas 20 empresas exportan de la cuenca del Congo madera procedente de la tala ilegal o llevan a cabo esta práctica.
La responsable del proyecto de Greenpeace contra la desforestación en la cuenca del Congo, Victorine Che Thoener, consideró "una necesidad urgente" que China introduzca medidas regulatorias en su mercado maderero como las que están en vigor en la UE y EEUU.
"Con esto se produciría un paso histórico en la lucha contra la tala ilegal", añadió Che Thoener sobre la prohibición de las importaciones de madera ilegal en China que exige Greenpeace.
"La salud del segundo 'pulmón de la tierra' es responsabilidad de todo el mundo. Pero China es ahora quien tiene la llave contra el negocio de la tala ilegal", dijo por su parte Rashid Kang, representante de Greenpeace para la Campaña sobre Bosques en el este de Asia.
La organización recuerda que China superó en 2012 a la Unión Europea como principal exportador de madera de la cuenca del Congo y, además, ocho de las 20 empresas chinas que dominan las exportaciones de madera de la cuenca del Congo son de titularidad pública. EFE