Más de 380.000 niños de entre 7 y 15 años permanecen sin escolarizar en las regiones más inseguras del norte de Mali, un problema constante desde que la violencia comenzó en esa parte del país, alertó hoy Unicef.
En la zona de conflicto del norte de Mali, 280 escuelas (una de cada seis) permanecen cerradas tras ser destruidas, saqueadas u ocupadas por las partes beligerantes.
La organización afirma que en Kindal, una de las regiones más golpeadas por el conflicto, el 79 por ciento de las escuelas permanecen cerradas.
Pero además, el peligro que suponen las minas activas ha provocado que los padres mantengan a los niños alejados de las escuelas que sí están abiertas.
El representante de Unicef en Mali, Fran Equiza, relató hoy en teleconferencia desde Bamako su experiencia en una escuela de Kidal: "Me impactó mucho ver una escuela totalmente abarrotada, con más de 100 niños y niñas de diferentes edades en la misma clase".
"Debido a que muchas escuelas están cerradas tenemos que aceptar a todos los niños que quieran ir a clase, y por ello las clases están repletas", subrayó.
Unicef afirma que la violencia también ha provocado un déficit de profesores, ya que cerca de 600 han huido por la inseguridad reinante en la zona.
Alrededor de 1,4 millones de niños se han visto afectados por la crisis de Mali, que ha provocado el desplazamiento interno de 62.000 personas, y que otras 139.000 busquen refugio en los países vecinos.
Ante esta situación, a través de la campaña "Every Child Counts" Unicef ayuda a devolverles a los niños su derecho a la educación con medidas como la preparación de 2.000 profesores, la distribución de material de estudios para 100.000 niños y la rehabilitación de 938 escuelas que están cerradas o en funcionamiento parcial.
La campaña ofrece además métodos alternativos de aprendizaje, como la emisión de clases a través de la radio para aquellos niños que no pueden trasladarse a un centro escolar.
"La piedra angular de la campaña es ayudar a la comunidad, abriendo sus escuelas, proveyéndoles de profesores, de métodos alternativos de aprendizaje y de programas de estudio para aquellos que perdieron varios años de escolaridad", explicó Equiza.
Estos esfuerzos de Unicef se ven entorpecidos por el difícil acceso a las zonas de conflicto y por un gran déficit de la financiación que necesitan para los programas de educación, protección, salud, nutrición, agua y saneamiento.
"Con la ayuda necesaria seremos capaces de darle a los niños la oportunidad de aprender, de crear una sociedad pacífica y cumpliremos con el derecho fundamental de los niños a una educación, porque no importa dónde, cada niño cuenta", concluyó Equiza.
[Vía EFE]
[Foto de portada:Unicef ]
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