(EFE).- Más de medio millar de personas, la mayoría yihadistas, han muerto en el primer mes de la ofensiva de la coalición internacional liderada por Estados Unidos contra el grupo extremista Estado Islámico (EI) en Siria.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó hoy de la muerte de al menos 553 personas en esos bombardeos internacionales, de las que 464 son combatientes del EI (en su mayoría extranjeros) y 32 son civiles (entre ellos seis niños y cinco mujeres).
La ONG, con una amplia red de activistas sobre el terreno y sede en Londres, ha documentado las víctimas desde el inicio de las operaciones de la alianza el pasado 23 de septiembre hasta la pasada medianoche.
La cifra de muertos en las filas del EI podría ser mayor debido al hermetismo que guardan los radicales sobre sus bajas y la dificultad para acceder a determinados lugares, según el Observatorio.
Los objetivos de la aviación internacional se han centrado principalmente en grupos de radicales, cuarteles y plantas petrolíferas en las provincias de Homs (centro), Hama (centro), Deir al Zur (noreste), Alepo (norte), Al Hasaka (norte) y Al Raqa (norte).
Esta última zona es considerada el principal feudo de los yihadistas, que en las últimas semanas también han sufrido intensos bombardeos y combatido contra fuerzas kurdas en la localidad de Kobani, en Alepo y junto a la frontera turca.
El EI tomó el control hoy de un monte en el oeste de Kobani, enclave que tiene sitiado desde hace más de un mes, lo que ha causado un éxodo de kurdos sirios hacia Turquía y motivado la decisión ayer del Parlamento de la región autónoma del Kurdistán iraquí de brindar ayuda a estos últimos mandando fuerzas kurdas a la zona.
Los citados ataques aéreos también han estado dirigidos contra el Frente al Nusra -filial de Al Qaeda en Siria-, que perdió a 57 de sus hombres en el norte.
La fuerza multinacional, a la que se han unido decenas de países de distinta manera, cuenta con el respaldo de la aviación de varios estados árabes como Arabia Saudí y Jordania.
El Estado Islámico proclamó a finales de junio pasado un califato en el territorio bajo su dominio en Siria e Irak tras lograr importantes avances.
En Irak, donde no se dispone de cifras fiables de fallecidos, las fuerzas gubernamentales y las kurdas o "peshmergas" están enfrentándose a este grupo en distintos puntos con ayuda también de la alianza internacional.
Estados Unidos comenzó a bombardear posiciones yihadistas en ese país el pasado 8 de agosto, después de que el EI obligase a desplazarse a miles de personas de la minoría kurda yazidí que vivían en la zona de Sinyar (norte).
Los combates se han recrudecido últimamente en esa área, así como en los alrededores de la cercana ciudad de Mosul, tomada en junio por el Estado Islámico.
El analista político Ali al Bayati dijo a Efe que los bombardeos aéreos "han tenido un efecto mínimo en la marcha de las operaciones militares, pero han obligado al EI a cambiar sus planes, ya que ha comenzado a recurrir a engaños y a ocultarse para evitar esos ataques".
Al Bayati consideró que esos bombardeos han afectado la moral de los radicales, que ya limitan los desplazamientos en convoyes y el uso de tanques, blindados y armamento pesado capturados por miedo a los bombardeos.
"Los yihadistas aprovechaban esos convoyes para hacer alarde de su fuerza e intimidar a los habitantes de las ciudades a las que llegaban", destacó el experto.
Por su parte, un oficial de policía de la provincia de Saladino (al norte de Bagdad), coronel Mohamed Ali al Obeidi, declaró a Efe que "la continuación de los bombardeos aéreos con el mismo método empleado hasta ahora va a prolongar la lucha contra el EI" y "no habrá una solución para la deteriorada situación de seguridad".
A su juicio, los ataques aéreos deben intensificarse, incluidos los de helicópteros militares que respalden a las fuerzas en tierra durante los enfrentamientos, mientras los aviones de combate siguen empleándose contra lugares más estratégicos como cuarteles.
Desde el inicio de la ofensiva internacional, Al Obeidi reconoció que los yihadistas han empezado a moverse en grupos pequeños, concentrándose cerca de las zonas que desean atacar para evitar bajas.
"Los ataques aéreos han dañado las líneas de abastecimiento y transporte de los yihadistas", apunta el coronel, para quien eso "no pasa de ser un calmante y no un tratamiento eficaz", ya que "el EI todavía ataca con fuerza las ciudades iraquíes e intenta controlar más zonas".
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